Por Jaime Selser. Lic. En Ciencias de la Comunicación. Consultor y Analista Político.
El hombre, cuanto más gana en libertad, en el sentido de su emergencia de la primitiva unidad indistinta con los demás y la naturaleza, y cuanto más se transforma en individuo, tanto más se ve en la disyuntiva de unirse al mundo en la espontaneidad del amor y del trabajo creador”.
Está idea surge del libro El Miedo a la Libertad, publicado en 1947, de Erich From, un prestigiosísimo escritor y sicólogo norteamericano.
Los argentinos estamos a punto de comenzar a vivir una etapa de desregulación económica política y jurídica de nuestra vida cotidiana, eliminando trabas y retrotrayendo la sombra que proyecta un ESTADO, que está metido en todas las facetas de nuestras vidas.
Ese cambio va a representar una transformación inimaginable y fenomenal. Pero como todo cambio, traerá consigo un temor en muchísimos sectores de nuestra población, miedo por la incertidumbre de una nueva forma de vida desconocida e impensada como una vida propia.
Incertidumbre por un futuro incierto en un escenario que cambio de escenografía y condiciones para que se desarrolle la historia.
Muchísimos argentinos hemos recorrido países avanzados del mundo donde reina la libertad y hemos sido sí, claro, testigos directos y espectadores, de altísima calidad de vida que hay en esas sociedades.
En estos días, el Congreso de la Nación, que representa al pueblo y a las provincias dará sanción a una de las reformas políticas más grandes de la historia nacional, bajo la denominación periodística de “ley ómnibus”. Los cambios que de allí devienen abarcan a todos los campos de la vida económica, política y social argentina.
Más allá del retroceso del gobierno que eliminó el “Capítulo Fiscal”, de la misma, para bajar el nivel de resistencia y facilitar la sanción de la misma.
Trae tranquilidad saber que lo que se está debatiendo es lo que está vigente en el mundo y los que ya está PROBADO Y VISTO que funciona y da resultados para una vida mejor, para la multiplicación de la riqueza y el bienestar de una nación.
Pero todos aquellos que tenemos vínculo con las actividades productivas o de servicios, sin dudas, debemos apoyar estas iniciativas de cambio y liberación de fuerzas productivas, prestadoras de servicios y soluciones a la producción, creadoras y generadoras de riqueza y de valor.
No obstante, también hay que tomar nota y tener cuidado con el “dumping”, y con el “trust” o los monopolios. Allí está el talón de Aquiles de este modelo.
Estos dos factores, son las principales preocupaciones en las Naciones avanzadas donde las políticas de la libertad están vigentes hace décadas y son el principal daño colateral o problema no deseado que trae un esquema de vida como el propuesto.
Por supuesto que ambos problemas se pueden amortiguar si se encaran las decisiones políticas y las políticas públicas correspondientes, a los argentinos nos va a ir bien. Porque por primera vez en más de un siglo, encararemos políticas que no van a contramano del mundo.
Argentina es talento de su gente, fuerza productiva, todos los climas, toda la geografía y toda la potencia para poder ser una “gran nación desarrollada” y plena. Argentinos a las cosas!!!