Existen 5.000 basurales a cielo abierto en Argentina los cuales ni siquiera tienen las medidas mínimas necesarias de seguridad, es decir estamos expuestos a cualquier tipo de residuos patogénicos y peligrosos.
Por otra parte, es prácticamente inexistente la impermeabilidad con respecto a las napas freáticas, por lo cual, no se podría evitar los impactos como lixiviados (líquidos producidos por los residuos en descomposición y el agua de lluvia u otros) que contienen distintos tipos de materiales disueltos suspendidos que pueden filtrarse entre las distintas capas del suelo y contaminar el agua potable. También está el bio gas, como otro resultado de dicha descomposición, el cual es una mezcla de metano y dióxido de carbono. Este gas es altamente inflamable y contribuye al agotamiento de la capa de ozono y el calentamiento global.
Como sabemos el calentamiento global está en la agenda de discusión de los gobiernos, no solo por las crecientes agrupaciones ambientales o las reuniones de la ONU, sino porque hace tiempo que está a la vista las consecuencias ambientales del daño sistemático e irresponsable causado por la humanidad. Por ejemplo, en Europa, no solo están lidiando con una ola de calor con temperaturas de más de 40°C donde en Portugal murieron más de 650 personas y en España costo 360 vidas. También están sufriendo incendios forestales. En Francia este año se quemaron más de 40.000 hectáreas y la actual sequía en Inglaterra que por falta de agua está limitando su consumo a la población. La urgencia climática también afecta a la Argentina en donde se está aumentando la aridez, la desertificación, la degradación del suelo provocando que los riesgos de incendio sean mayores, afectando los ecosistemas y la biodiversidad, no olvidar la problemática de deshielos en la Patagonia en donde ya se perdió 1.000 km2 de superficie en 60 años. La verdad es que no existe una sola solución, cada región debe plantear un modelo productivo que se adapte a sus necesidades, cultura y posibilidades tecnológicas que permita no solo reducir los daños ambientales, sino también que no interfiera en la capacidad productiva. El reciclaje podría ser una de estas pequeñas piezas de este modelo productivo, en Argentina se consume 1.8 millones de toneladas de productos plásticos al año, una persona consume 42 kg de plástico y se reciclan 24% de los residuos domiciliarios. Actualmente la capacidad ociosa por la baja separación en origen es de 50%. En una encuesta en donde participaron 2.077 personas de todo el país entre 16 y 65 años dio como resultado que el 98% afirma que reciclar debe ser obligatorio, el 91% considera que la falta de políticas públicas es la principal causa que impide una mayor separación en origen y reciclado en el país, un 68% que no hay contenedores específicos para depositar los residuos reciclables cerca de su casa. También se notó una gran falta de capacitación con respecto al tema de reciclaje y separación de residuos ya que solo el 3% respondió correctamente las consultas sobre estos temas y el 78% de los que hoy no reciclan les gustaría hacerlo pero no tienen suficiente información, educación e infraestructura.
en el predio del CEAMSE en José León Suarez, donde se reciclan aproximadamente 1000 ton de residuos y da trabajo a mas de 100 personas.
Las plantas recicladoras suelen ser creadas por cooperativas que tienen motivos sociales como brindarle un trabajo a aquellas personas que no pueden conseguir uno o a personas que necesitan contención, un ejemplo reciente es una cooperativa Bella Flor, ubicada en La Pampa, que surgió antes de la pandemia en 2019, con el objetivo de brindarle trabajo a mujeres que en ese momento no conseguían trabajo o que se encargaban de trabajo de limpieza o cuidados de niños y adultos. Actualmente esta cooperativa no solo emplea a 10 mujeres y 5 hombres sino que logró que se deje de quemar los residuos a cielo abierto y hoy donde está ubicada la planta, se recicla. Esta cooperativa también funciona en Buenos Aires, en el predio del CEAMSE en José León Suarez, donde se reciclan aproximadamente 1000 ton de residuos y da trabajo a mas de 100 personas. Con este ejemplo vemos cómo el reciclaje puede ser una llave más para afrontar la desocupación y los problemas ambientales, es por eso que se necesita un marco regulatorio para que esta industria en crecimiento sea redituable , genere empleo digno y siga contribuyendo al mejoramiento del ambiente. El plástico, por ejemplo, puede ser reciclado y dependiendo su tipo puede ser utilizado para distintos productos como fibras sintéticas, madera plástica, mobiliario urbano, caños de riego, artículos del hogar, utilizado para hornos gracias a su poder calórico o incluso con tecnología especial convertido en distintos combustibles. La industria de reciclado de plástico en la Argentina está en constante crecimiento incorporando equipos de tecnología avanzada lo que permite mejorar la eficacia y calidad de los productos, en 2018 se recicló aproximadamente 241.000 toneladas de plástico, este reciclado procede de distintos orígenes como posconsumo doméstico, consumo industrial, posconsumo comercial y posconsumo agrícola. Una planta recicladora de plástico tiene diferentes etapas las cuales son: separación, molienda, lavado, secado, aglutinación y extrusión (extrusora), y granulación (peletizadora, aquí se forman los pellets de plástico reciclados los cuales pueden ser utilizados en máquinas como por ejemplo inyectoras) , estos pellets pueden ser vendidos a las empresas donde algunas directamente pueden usar las escamas provenientes del molino (plástico triturado) o los pellets para conformar nuevos productos anteriormente nombrados, también podrían utilizarse en plantas de pirólisis. Las plantas de pirólisis en donde se somete los residuos sólidos a altas temperaturas (generalmente sobre los 600°C) en un ambiente casi sin oxígeno y donde el oxígeno se mantienen bajos para prevenir los niveles de combustión inmediata, permite destilar y transformar residuos plásticos en carburantes utilizando diferentes reactores y tanques especiales con temperaturas y presiones controladas. Los plásticos más comunes utilizados para este procedimiento son el Polipropileno (PP) y polietileno de alta y de baja densidad (PEAD) Y (PEBD) los cuales son calentados a más de 400ºC en un primer depósito donde se transforma en gas. Según las temperaturas de carburantes: la condensacion de este gas, se obtiene diferentes tipos de entre 390 y 170ºC, el gas condensado produce diésel. Entre 210 y 20ºC. El gas condensado produce gasolina puede servir para alimentar el calor del procedimiento. El rendimiento aproximado de este tipo de planta depende del fabricante y con qué se alimente la máquina. Una planta de 4 ton puede tener aproximadamente el siguiente resultado: 2006 lts de gasolina,1135 lts de diésel, 567 lts de qu erosén, 199 Kg parafina y 7 Kg de coque. Por último, gas butano y propano que reutiliza la máquina para su funcionamiento. Este tipo de planta también podría ser de ayuda para afrontar la escasez de combustibles.
La realidad es que en Argentina el reciclado no es visto como un modelo productivo
La realidad es que en Argentina el reciclado no es visto como un modelo productivo, pero es sin dudas un recurso desperdiciado que necesitamos empezar a utilizar como lo hacen varios países europeos, necesitamos que el Estado siga apoyando a estas cooperativas a seguir creciendo y marcos regulatorios. Necesitamos concientizar a la población y darle los recursos para que puedan reciclar, necesitamos una estructura de economía circular para las empresas y el desarrollo de tecnologías que nos permitan aprovechar al máximo los materiales reciclables .